Document Type

Article

Publication Date

12-2010

Abstract

Cuando aprendemos a caminar detenidamente, sin apuro, la vida nos revela algunos de sus secretos, esos que siempre han estado frente a nosotros y que en nuestra prisa, no vemos o no queremos ver. En mi más reciente visita a Guatemala fui dispuesto a no deterner los días en mis manos, sino dejarlos fluir mientras me dejaba envolver por el ritmo y luz de este país y su gente . Y fue así, como por primera vez, me entregué a esa canción, tan familiar, del viento jugando con los árboles. Muy pronto descubrí cómo un sin fin de colibrís llegaban a mis ojos, cómo el perfume de mil flores me llenaban los pulmones. Me dejé envolver por el murmullo de los riachuelos mientras acompañaba a las nubes a acariciar la cima de los volcanes. Y el tiempo se detuvo y me regaló mil rostros, mil historias y una lágrima.

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